lunes, 13 de septiembre de 2010

El espíritu de la fidelidad es, para el ser humano, como el agua profunda para el pez. Así como el pez muere cuando el agua desaparece, cuando los hombres pierden la fe en sus convicciones perjudican la sociedad y hacen daño a sus semejantes. Por eso un buen líder es leal a sus principios. De esta forma, podrá lograr sus aspiraciones y construir una digna reputación. 

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