martes, 14 de septiembre de 2010

La vida contiene la capacidad, como las llamas que alcanzan hacia cielo, de transformar el sufrimiento y el dolor en la energía necesitada para crear valor, en la luz que ilumina la oscuridad. Como el viento atraviesa espacios extensos , la vida tiene el poder de desarraigar y de volcar todos los obstáculos y dificultades. Como el agua que fluye clara, puede lavar todas las manchas e impurezas. Y finalmente, la vida, como la gran tierra que sostiene la vegetación, protege imparcialmente a toda la gente con su compasiva fuerza nutriente.

Si quieres cambiar tù destino,
repite: Nam-Myoho-renge-kyo...
Es tan asombrosamente simple
que cualquier persona puede hacerlo.
Tan profundo que puede abrir
el potencial más alto de cada individuo.
Por lo tanto, es la última realidad
de la vida y del universo...

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